viernes, 31 de julio de 2015

Alyssa y su hijab



Lo hemos podido ver durante las últimas semanas en las redes sociales, la imagen de esta chica vestida de Lolita y ataviada con el hijab. Alyssa es una de las primeras en dar el paso (ella se inspiró en SugarNoon), pero sin duda, esperamos que muchas más se atrevan a darlo. Vestir Lolita luciendo el hijab, con dignidad, respetando tus creencias (y las de los que te rodean) es algo que, hace unos años, veíamos imposible. Y sin embargo, ahí está Alyssa, con sus preciosos conjuntos, recordándonos que la moda, por muy "excéntrica" que sea para muchos, no tiene por qué estar reñida con tu religión, credo, profesión o forma de vida.



En una ocasión, durante una quedada en Sevilla en Semana Santa, se nos acusó de irrespetuosas y de faltar al respeto con nuestras vestimentas. Nos lo decía un señor repeinado a quien acompañaba una chica de voluptuosos pechos e indecoroso escote, con un vestido de tirantes. Recuerdo decirle "Perdona, pero yo voy más cubierta que tu acompañante, y si no recuerdo mal, des una falta de respeto mostrar hombros y escote en presencia de las santas imágenes o al entrar en una iglesia". Unas directrices que muchos de los practicantes católicos ignoran. Por supuesto, no supo qué contestar ante aquello, ¿pero realmente tenía derecho a discriminarnos por nuestra forma de vestir, nuestro color de pelo o nuestros tatuajes? Es más, ¿por qué se nos ha de discriminar ya no por esto, sino por nuestro sexo o color de piel?



Alyssa, con su actitud y valentía (recordemos que la mujer, dentro de los sectores musulmanes más radicales, no es que tenga muchos derechos, y ella misma expresa en esta entrevista a Vice algunas situaciones un poco desagradables) nos demuestra que puedes compaginar dos cosas que, a priori, parecen incompatibles: religión y modas alternativas.

Antes que ella, muchas chicas no japonesas y de cientos de lugares diferentes eligieron y dieron el paso de vestir Lolita, abriendo esta moda (y forma de vida) más allá de las fronteras de Japón. Todas y cada una han (hemos) dado un paso para ser más ellas mismas y dar a conocer el movimiento. Y he aquí la importancia del asunto: siempre hay que dar un paso adelante y avanzar. Sin miedo con el paso firme. 



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